Haz deporte:
Te cansará y harás que desees la cama como un bebé. Eso sí, evita horas tardías del día para ejercitarte porque puede que el estímulo sea contraproducente y acabes más activo y despierto que antes. Se recomienda no hacer deporte las tres horas antes de ir a la cama.
Asemeja la cama con dormir
Nuestro cuerpo es una máquina rutinaria, y como tal entiende los lugares con una forma de reacción. Si usas la cama para ver la televisión, comer o incluso hacer trabajo, tu mente no la asimilará como un lugar íntegramente para descansar.
Seguir un horario fijo
La rutina puede ser nuestro mejor amigo en este campo. Si acostumbramos a nuestro cuerpo a tener un tiempo fijo de sueño, dormiremos más fácilmente y nos despertaremos más descansados. Es un hecho.
Organiza tu templo del descanso
Un lugar idóneo, sin alarmas que puedan incordiarte y sin demasiada luz. Nuestra cama debe estar pensada para dormir, no es multifunción. Una habitación fresca y libre de ruido será la solución.
Vigila qué comes antes de ir a la cama
Además de evitar a toda costa alimentos con cafeína o teína, no te des atracones antes de descansar, pueden mantenerte despierto más tiempo del que desearías. Una cena ligera será suficiente, no es la comida fuerte del día ya que no la “quemarás”.
Las siestas en su justa medida
No abuses del descanso tan típicamente nuestro. Encajarlo en nuestra rutina durante unos 15 minutos puede ser favorecedor, pero dormir un par de horas durante el día te será poco útil (además de despertarte confuso y con malestar).
Disfruta de un rato relajado antes de conciliar el sueño.
Desconecta y lee o pasea. Acostarte con las ideas aún “activas” en la cabeza no ayudará a dormir. Regálate 30 minutos para ti al día antes de dar las buenas noches.
No te duches con agua fría antes de irte a la cama
Puede espabilarte de forma automática. La mejor hora para la higiene personal es la mañana, cuando ese “empujón” te hará despertar más fresco.
Utiliza poca ropa para dormir
Mejor no sentirse atado, un exceso de prendas puede hacerte despertar agobiado.
Usa una buena almohada
Es, en la mayoría de los casos, lo que más echamos de menos cuando dormimos fuera de nuestra cama. Es algo muy personal e insustituible. Tómate tu tiempo para elegir la perfecta y, una vez que se adapte a ti, cuídala y renuévala cada cierto tiempo.