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¿Estresado? Aprende a cambiar de perspectiva

Cuando uno está agobiado, la primera de las razones por las que es imposible ver las cosas desde una perspectiva positiva es la falta de descanso. Estar concentrado y ser insistente es bueno, pero a veces necesitamos tomarnos un respiro. Todo tiene su límite y nuestra cabeza no iba a ser menos.

Tomar un simple respiro cuando se está agobiado puede ayudar a cambiar mucho la perspectiva. Según el contexto, un respiro puede ir desde salir de la oficina a tomar un café, a desconectar el teléfono móvil y alejarse de la ciudad durante todo un fin de semana. Elige la opción que más se adecue a tu situación y deja la mente en blanco por un tiempo.

Otra forma de cambiar de perspectiva es hacer listas. De beneficios, de sacrificios, de lo positivo y lo negativo de una situación, proyecto o futura decisión… Toda lista es buena para cambiar la perspectiva sobre un tema. Si lo que necesitas es aclarar tu mente, viendo las cosas por escrito seguro que te costará menos.

No obstante, las listas tampoco son la panacea. Según la persona, ver tanto dato junto puede agravar el estrés más que ayudar a aclarar las ideas, pero esto no es lo más común. Por lo general, pensar detenidamente, separando pros y contras, suele beneficiar a quien lo hace ayudándole a tomar decisiones.
Por último, hablar sobre los problemas es muy positivo. Es cierto que no siempre la opinión de una segunda persona es beneficiosa, pero, al menos, hablar sobre un problema puede ayudarte a cambiar de opinión. Ojo, hablar sobre ello no significa lamentarse, sino exponerlo.

A veces, al contar aquello que nos preocupa nos damos cuenta de que tiene menos importancia de la que creíamos, bien por nuestra propia cuenta o bien por la cara de la persona a la que se lo contamos. Eso sí, intenta tener varias personas de confianza con quien hablar, porque una sola puede ser que llegue un momento que esté tan saturada como tú y no sepa cómo ayudarte.

En definitiva, lo mejor para cambiar de perspectiva es tomarse un respiro, valorar la situación y compartirla con alguien. Siempre es bueno poner la mente en blanco, saber con qué, y con qué no, contamos y tener a alguien que nos escuche y pueda darnos su opinión.