Hace exactamente un año los hermanos Brad y Larry Korman abrían su primera propiedad en el distrito financiero Downtown de Manhattan. La idea estaba clara, un lujoso servicio dirigido al hombre de negocios donde nada es lo que parece: AKA es una residencia, no un hotel. Abastece a viajeros por amplios periodos de tiempo. Compagina el estilo, la hospitalidad y la intimidad de un hotel con el confor y el lujo de un condominio. AKA acoge residentes, no clientes. Dispone de, concretamente, 132 suites, no habitaciones. Ofrece la posibilidad de alojarse en sofisticados estudios de una o dos habitaciones acondicionados para hacer negocios. El compromiso con el cliente, sólo es comparable al que han adquirido con el propio vecindario. Lindando con Wall Street, el complejo presume de un espectacular rooftop cubierto y abierto todo el año, con otra amplia azotea al aire libre. Las vistas al World Trade Center son un auténtico placer.
El abanico de opciones de ocio abarca desde las más punteras máquinas de fitness, –firmadas por la gigante Technogym- hasta entradas para musicales, conciertos, una impresionante librería o espectaculares proyectores cine, de ahí que muchos de los productores y actores extranjeros que acuden al famoso festival de Tribecca suelen hacer noches en el espectacular hotel.
AKA es una de las divisiones de Korman Communities, un innovador y creciente porfolio de hoteles y residencias de lujo en localizaciones urbanas Premium. Nueva York, Philadelphia, Beverly Hills (California), Washington y Londres son, hasta el momento las ciudades afortunadas.