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Lifestyle

El intestino: el gran olvidado


¿Puedes encargarte de tu actuación inconsciente? ¿Se puede convertir en un comunicador intencional?

Un elemento importante a entender es que hay una parte de tu cuerpo que has estado ignorando, en su mayoría, y que necesita cambiar. Tenemos algo así como 100 millones de neuronas en nuestro intestino. Es un cerebro pequeño, aproximadamente tan grande como el de un gato. Es la única parte de nuestros cuerpos no completamente controlada por el gran cerebro que se encuentra en nuestras cabezas. Es capaz de crear acción autónoma, y ​​eso es algo bueno, porque se encarga de la importante tarea de convertir los alimentos en la energía que mantiene nuestros sistemas en marcha. Además, defiende nuestros cuerpos contra el veneno o de la comida mala.

La retroalimentación entre los dos cerebros, o más específicamente entre el cerebro grande, el pequeño cerebro, la mente inconsciente y la mente consciente, funciona en ambos sentidos. Cuando decimos que tenemos “mariposas” en el estómago, lo que estamos hablando es la conexión emocional entre el cerebro grande, tu parte inconsciente, y el pequeño cerebro. Las señales pueden originarse en cualquier lugar y enviar el terror que corre por el nervio vago del intestino a la mente inconsciente, y después de eso a la mente consciente.

El resultado es que podemos sentir miedo, por ejemplo, antes de que lo conozcamos (conscientemente) o su fuente. Los mensajes del intestino crean emoción, y las emociones en el gran cerebro se sienten reales para nosotros y afectan nuestra capacidad de actuar como oradores.

Así que, tomar el control de tu lenguaje corporal como orador comienza con la comprensión del papel de tu intestino en la producción del miedo natural que te acompaña al hablar en público. Ahora puedes comenzar a abordar el miedo en tu estómago con la respiración, la meditación, la autocharla positiva y una multitud de otras técnicas, pero el primer paso es simplemente tomar conciencia del papel de tu cuerpo en la fabricación de la emociones que precipitan tantos problemas para los oradores y hacen que hablar en público sea tan difícil para la mayoría de la gente.