Cuando se trata de la salud la mayoría de la gente empieza por centrar su atención en qué comer, cuánto ejercicio hacer…pero pasar de una vida sedentaria y con malos hábitos alimenticios a la plenitud fitness es un salto cualitativo muy grande aun para unos firmes propósitos de Año Nuevo. En vez de tomar atajos o pasar una semana de estricta dieta y ejercicio con la que acabes sintiéndote peor que al empezar, piensa más bien en un progreso lento y constante hacia la vida saludable.
El enfoque fácil es muy diferente: adoptar un hábito o un comportamiento que desees y que sea tan sencillo que no pueda fallar. La mayoría de las personas hacen que el hábito a conseguir sea demasiado ambicioso y renuncian a su idea. Otro problema común que tenemos, especialmente respecto a la construcción de hábitos saludables, es que no vemos un resultado inmediato. Si vemos un resultado suele ser muy intangible y basado en la sensación más que en los hechos.
Con la salud tampoco los cambios van a ser repentinos ni abrumadores, como ocurre con el beneficioso hábito de apagar los dispositivos electrónicos de la habitación donde duermes para que nada interfiera en tu sueño. Este gesto aumentará tu capacidad de atención y la plenitud del descanso, aunque es probable que tu sueño no mejore de inmediato. Sin embargo, hacerlo de forma continuada hará más eficaz tu recuperación nocturna.
Una actitud saludable se manifiesta con las pequeñas cosas que puedes hacer mejor todos los días. Las cosas pequeñas que no requieren mucho trabajo, pero suman con el tiempo. Ppor ejemplo caminar en vez de recurrir al coche para cualquier desplazamiento, subir por las escaleras en vez de utilizar el ascensor, dar un paseo cuando te notes aburrido en casa y aflore esa habitual tentación de visitar la cocina…Cambios progresivos que, sin suponerte un gran esfuerzo, se integren en tus rutinas para procurarte una salud envidiable.