Manda un mail potente.
Los mails son menos estresantes e intimidantes que las constantes llamadas telefónicas. Si consigues que te respondan al mail, evitarás tener que recurrir a la llamada telefónica. Pero para conseguirlo, tu mail tiene que ser impactante. Incluye los siguientes elementos:
Puedes ayudarles: cuánto más específico seas, mejor. “Puedo aprovechar mi experiencia analítica para ayudaros a identificar posibles tendencias, mercados, clientes…”.
Lo que estás buscando: un encuentro de 20 minutos. Todo el mundo tiene 20 minutos en una semana. Propón tomar un café y conoceros.
Por qué ellos: dí algo específico sobre ellos o la empresa para que puedan entender por qué les has elegido. Evita generalizar diciendo “tu empresa es genial /la mejor”. Utiliza referencias más específicas como “he leído sobre vuestros planes de expansión por Asia, que es una zona que conozco muy bien”.
Tu discurso: quién eres, a qué te dedicas, qué te diferencia de los demás y cuáles son tus logros hasta ahora.
Un asunto específico en el mail: “Hablar sobre el desarrollo web de vuestra empresa”, por ejemplo.
Estos mails serán efectivos en función de cómo de bien estén escritos y lo que tengas que ofrecer. Si después de tres días laborales no recibes una respuesta, recurre al segundo paso: la llamada telefónica. Esto es lo que tendrías que decir en una conversación telefónica.
Un discurso de 20 segundos.
¿Cómo consigues mantener una conversación telefónica con alguien que no conoces y que probablemente esté ocupado? Tienes que tener en cuenta que por mucho que te cojan el teléfono, la persona en cuestión puede estar ocupada, con mucho trabajo por delante y escaso tiempo libre que dedicarte. Cuentas con solo 20 segundos para sorprender. Si te salta el contestador, tienes esos mismos segundos para soltar tu discurso (deja siempre tu teléfono). En 20 segundos tienes que contar a qué te dedicas y qué te hace interesante y diferente de los demás. Estos son algunos trucos para las llamadas:
– Intenta llamar antes de las 9.30 de la mañana.
– Sé una persona amable.
– Suena conversacional, no un robot que esté leyendo un texto preparado.
– Adapta tu tono a la situación.
– Muestra aprecio por la empresa.
– Deja un mensaje directo que reflejen tus intenciones.