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Persiguiendo siempre la excelencia

Foto: El fundador de Rolex, Hans Wilsdorf, muestra una de sus destacadas creaciones relojeras.

La historia y el éxito de Rolex están ligados íntimamente al espíritu emprendedor y visionario de su fundador, Hans Wilsdorf (1881-1960), un hombre innovador y adelantado a su época que dio sus primeros pasos en el universo relojero con los inicios del siglo XX. Aunque de origen alemán, comienza a trabajar en Suiza, en un momento en que los relojes de bolsillo eran de uso habitual. El joven Wilsdorf se percata del cada vez mayor interés que despierta –ya no solo como complemento esencialmente femenino– el reloj de pulsera, tanto para hombre como para mujer. La cuestión está en convertirlo en un instrumento que se haga de uso cotidiano pero con unas características precisas de hermetismo, robustez y fiabilidad.

En 1905, tras instalarse en Londres, funda junto a su socio y cuñado Alfred Davis, la compañía Wilsdorf & Davis, especializada en la comercialización a lo largo de todo el imperio británico de relojes de pulsera cuyos componentes eran fabricados por sus asociados suizos. En opinión del empresario, éstos eran los únicos capaces de fabricar los movimientos que el requería para sus relojes de pulsera, aparatos que aunasen resistencia, precisión cronométrica y elegancia. A partir de ese momento todo son éxitos. En 1910, un Rolex obtiene el primer certificado de cronometría del mundo jamás otorgado a un reloj de pulsera por la Oficina de Control del funcionamiento de relojes de Bienne (Suiza). Solo dos años antes, Wilsdorf había patentado el nombre Rolex para firmar sus creaciones. Buscaba una palabra fácil de memorizar, que sonase bien en cualquier idioma y resultase armónica al grabarla sobre sus relojes.

Foto: Imagen del rotor Perpetual o primer sistema de cuerda automática para reloj de pulsera ideado por Rolex.

En 1919 el empresario deja Inglaterra para establecerse en Ginebra, donde en 1920 funda la compañía Montres Rolex S.A. De esa manera fusionaba tradición relojera con una más que notable optimización en las colaboraciones con sus socios suizos. Los estudios de Wilsdorf sobre hermeticidad darían su fruto en 1926 con la creación del Rolex Oyster, primer reloj de pulsera herméticamente sellado del mundo. Gracias a su caja dotada de un inteligente sistema de bisel, fondo y corona enroscados, el reloj adquiría una identidad visual y personalidad realmente únicas. Rolex acababa de entrar en la historia. Se hacían patentes las palabras que proclamaba con orgullo: «Queremos ser los primeros. Y Rolex deberá ser considerada como la única y la mejor».

La innovación y búsqueda continua de la excelencia se convertían en buques insignia de una marca que solo unos años más tarde –en su lucha por la hermeticidad y precisión– inventaba el primer sistema de cuerda automática para reloj de pulsera con rotor libre. La década de 1930 acabaría por cimentar el prestigio de Rolex como producto garantía de prestigio y calidad.
Wilsdorf también era visionario en materia de comunicación: desde el principio supo vincular la marca con personalidades de excepción cuyos logros pusieran en evidencia la excelencia de sus relojes. Durante los años 40 y 50, Rolex crea relojes que, asociados a influyentes figuras, acaban por convertirse en clásicos atemporales de la colección Oyster tales como el Perpetual Datejust (1945) o el Perpetual Day-Date (1956).

El desarrollo de relojes profesionales, con vistas a terrenos concretos como la aviación civil o a la exploración submarina, se erige en eje básico de Rolex para el lanzamiento de relojes-herramientas con funciones destinadas a actividades más específicas. La conquista del Everest, expediciones polares, las gestas de inmersiones bajo el océano o la investigación científica estarán ligadas de manera ineludible a la marca Rolex. Hasta nuestros días.

En los 90 Rolex modifica su estructura de empresa hacia la integración vertical. A través de la adquisición de sus proveedores básicos, reagrupa sus actividades de Ginebra y Bienne en cuatro sedes industriales ejemplos de avance tecnológico. El siglo XXI marcará más que nunca el compromiso de la marca por combinar tradición relojera con alta tecnología, tanto en el ámbito de innovación y construcción relojera como en el uso de nuevos materiales y procesos de fabricación.