Recuerda que, cuando era pequeño, la editorial Bruguera editó una serie de tebeos titulada Grandes Novelas Ilustradas. Básicamente eran versiones en cómic de clásicos de Dickens, Melville, Verne, Louise M. Alcott… Esas fueron las primeras lecturas de Luis Solano, editor de Libros del Asteroide, uno de los sellos que más satisfacciones está ofreciendo en los últimos años a los amantes de la literatura en nuestro país.
Licenciado en derecho y MBA por IESE. Solano trabajó en Consultoría Estratégica en Andersen Consulting (más conocida como Accenture), primero, y en Marketing y Ventas en Planeta, hasta que, llevado por su auténtica pasión, la literatura, y teniendo como referentes a Tusquets y Anagrama, especialmente en la labor que ambos iconos de nuestra cosmos cultural contemporáneo realizaron durante la década de los 80, decidió emprender una aventura solo apta para los más valientes: crear su propia editorial. «Asteroide tenía connotaciones que me interesaban mucho», explica en referencia al nombre del proyecto. «Por un lado, me recordaba al Principito de Saint-Exupéry y, por otro, me parecía que transmite cierta sensación de independencia, de mayor audacia que otros cuerpos celestes más grandes. Al principio, el nombre no gustaba especialmente, no parecía tan atractivo como ahora, pero es que en realidad el nombre de una editorial es lo de menos; los libros que has publicado, tanto los textos como la forma que has elegido para hacerlos (el diseño, el tipo de papel, etc.) son los que terminan dotando de contenido al nombre, haciéndolo atractivo (o no)». Su catálogo bibliográfico es lo que, justamente, ha hecho que en 13 años, los que han pasado desde su creación en 2005 hasta hoy, esta editorial independiente haya pasado de ser un asteroide a uno de los grandes planetas del sector de los libros en nuestro país.
Clásicos y contemporáneos
Cuando hacía poco más de un año que estaban en activo, Libros del Asteroide publicó El quinto en discordia de Robertson Davies, la octava referencia de esta editorial barcelonesa recibió el Premi Llibreter, reconocimiento que dan los libreros en Cataluña al mejor libro publicado el año anterior. Fue en ese momento cuando Luis Solano se dio cuenta que su aventura podría hacerse más o menos grandes pero no iba a fracasar. Definitivamente iba a salir adelante. Desde entonces, y aunque con matizaciones, se la conoce como la editorial española de clásicos modernos. “Lo fue en su inicio y lo sigue siendo en parte, pero es algo que ha ido cambiando con el tiempo”, puntualiza el editor. “Hoy en día publicamos más literatura contemporánea que clásicos, aunque siguen siendo muy importantes para nosotros. De todas maneras, aspiramos a que los autores contemporáneos que publicamos se sigan leyendo dentro de treinta años”.
Como Anagrama y el amarillo (la Fiebre Amarilla, tal y como se refería José Manuel Lara padre a las novedades de Jorge Herralde), Libros de Asteroide ha hecho de sus cubiertas a dos colores y dos tipografías (sabon y gotham) uno de sus signos más distintivos. “Para crear una marca editorial potente necesitas buenos libros pero también necesitas presentarlos de una manera atractiva y, sobre todo, que sea reconocible para el lector”, defiende Solano. “Tienes que tener un diseño que identifique los libros del mismo catálogo como hermanos”. Objetivo cumplido. Libros del Asteroide ha conseguido que sus lectores se acercan a sus referencias porque, más allá de quién sea la autora o el autor, lleva su sello. “Llegar hasta ahí es muy difícil pero es algo que hemos buscado desde el principio: lograr que el catálogo sea una casa que acoja y amplifique las obras y los autores que se van incorporando a él”.
Un chasco y dos éxitos
“Hay varias razones por las que en los últimos años hemos aparecido diversas editoriales independientes”, apunta Solano en relación a la irrupción de sellos como sus Libros del Asteroide, que más allá de España ya goza de distribución en países como México, Argentina, Colombia, Chile y Perú (aunque la apertura a nuevos mercados es un de sus asignaturas pendientes) o Capitán Swing, Contra, Malpaso, Blackie Books… “Por un lado, es un sector con las barreras de entrada muy bajas, la inversión necesaria para poner en marcha una editorial no es alta. Por otro, es un sector muy vocacional, mucha de la gente que trabaja en él lo hace más por amor a los libros que por el rendimiento económico que van a obtener. Y creo que los grandes conglomerados editoriales son estructuras muy eficientes en libros comerciales o con una venta muy alta, pero en libros cuyo valor cultural es más alto y que tienen una expectativa de venta (a priori) más baja, la editorial pequeña es más eficiente, sabe hacer las cosas mejor que las grandes”. Para Luis Solano, sin embargo y por desgracia, el del libro es un sector en permanente crisis. Aun así, renqueando, las va superando todas.
Su receta para subsistir es algo tan aparentemente fácil pero en realidad tan complicado como publicar poco y publicar bien. “Hacer que los libros se vendan es la parte más difícil del oficio de editor. Aunque parezca mentira escoger buenos libros no es lo más difícil”. Ellos publican unas dieciocho novedades por año, nunca más de veinte. “Es muy difícil mantener el control y la calidad de lo que publicas con una cifra de novedades más alta”. Dice que un padre no tiene favoritos pero de los libros que ha publicado últimamente, Luis Solano recomienda La uruguaya de Pedro Mairal. Y si repasa su catálogo, recuerda con cierta amargura la pobre acogida que tuvo “Roscoe de William Kennedy, una de mis novelas favoritas del catálogo. Contrariamente, también hemos tenido dos éxitos inesperados: El pentateuco de Isaac de Angel Wagenstein y Diario de un ama de casa desquiciada de Sue Kauffman, dos libros buenísimos, pero a los que no auguraba un futuro tan prometedor”.