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J. A. Bayona: “Para mí, cada película es un aprendizaje, y no me gusta pensar en películas sino en la carrera”

Nadie en el cine español ha conseguido tantos éxitos y reconocimientos internacionales por parte de la crítica y el público en los últimos años como Juan Antonio Bayona.

Desde su debut en 2007 con ‘El orfanato’, la trayectoria de Bayona siempre ha estado marcada por una mirada capaz de unificar el cine de autor y el de género, a la vez que convencer a grandes públicos, porque lo suyo es buscar la emoción en el espectáculo.

Jota, como lo llaman todos dentro del mundo del cine, atiende a Forbes en el Festival de cine de Málaga, unas semanas antes de que se estrene su nueva película, ‘Jurassic World: el reino caído’, una de las secuelas más esperadas del año y que ha sido producida por el rey midas de Hollywood, Steven Spielberg.

El 7 de junio se estrena Jurassic World: el reino caído. Será la quinta película de la franquicia Jurassic Park. ¿Qué diferencias encontrará el espectador con respecto a las anteriores filmes de la saga?

Bueno, lo que he intentado es hacer la mejor película posible de Jurassic World de la saga jurásica. Hay un gran reto cuando haces una quinta película (porque es la segunda de Jurassic World, pero la quinta de Jurassic Park), que es encontrar un ángulo que aporte al público lo que está esperando ver, pero a la vez les sorprenda. Es algo con lo que nos encontramos también cuando estuvimos trabajando en la secuela de Guerra Mundial Z, y realmente nos costó mucho encontrar el ángulo, hasta el punto de que no llegamos a realizar la película. Es el hándicap de todas las secuelas, y es un reto adicional. Yo, lo que espero realmente, es que todos los aficionados de la saga encuentren la mejor película posible de Jurassic Park.

¿Cómo fue el rodaje y qué ha sido lo más complicado de filmar?

Realmente, una película de esta envergadura te enfrenta a diario a un reto mayúsculo. Son películas que se ruedan en varios países, el rodaje además duró unos 100 días aproximadamente, y se llevó a cabo en un 80% en Inglaterra y el resto en Hawái, simultáneamente, arrastrando diariamente un equipo de muchísima gente. Son películas que técnicamente resultan muy complejas, y para las que tienes que poner en común el trabajo de mucha gente. En ese sentido, cada día de rodaje era un reto importante, y a veces tenía la sensación de que estaba dirigiendo  una operación militar.

La película ha sido producida por Steve Spielberg. ¿Cómo ha sido trabajar junto al creador de la saga? ¿Te ha dado algún consejo durante el rodaje o se ha mantenido más bien al margen?

Para mí, Spielberg es el mejor cineasta de la historia desde que vi E.T., que me sigue emocionando cuando la veo, y mi relación con él ha sido muy parecida a la que tuve  con Guillermo del Toro cuando rodamos El Orfanato. Había una confianza brutal por parte de Spielberg, quien, evidentemente, había visto mis anteriores películas y pensó que yo era la persona adecuada para hacer frente a esta secuela. Nuestra forma de trabajar en todo momento ha sido a través de un diálogo muy respetuoso cada vez que nos hemos sentado a hablar de la película. Todo ha sido muy excitante: una de las razones por las que quería hacer esta película era, precisamente esa, sentarme a trabajar con él; mi educación cinematográfica pasa indudablemente por la cinematografía de Spielberg.

Trabajar en una producción internacional con un presupuesto de más de 200 millones de dólares, ¿da más tranquilidad para no tener problemas de rodaje? ¿O pesa mucho la responsabilidad para que salga todo perfecto?

Hacer cine siempre es un trabajo muy complicado, porque existe una dicotomía imposible en la propia definición del cine, ya que por un lado es un arte, y por otro un negocio. Y en este caso he tenido una gran responsabilidad respecto al peso de la saga, respecto a las expectativas que han depositado los aficionados de Parque Jurásico, para ofrecerles la mejor película posible; y, por otro lado, son filmes en las que, evidentemente, se hace una apuesta industrial muy fuerte, y sientes la enorme responsabilidad de estar al frente de esa empresa.    

Jurassic Wold, la película que dirigió Colin Trevorrow, está entre las cinco más taquilleras de la historia del cine. ¿Te sientes más presionado por estos datos?

La verdad es que durante el rodaje no pienso mucho en la taquilla porque estoy más pendiente de la historia, en contacto constante con los actores y los técnicos. Y tengo la cabeza ocupada en hacer la mejor película posible. Sin embargo, cuando se acerca el estreno es cuando empieza la presión, ya que eres más consciente de que hay muchas esperanzas puestas en la película, y la taquilla es, sin duda, un factor muy importante en este tipo de producciones.

Desde que debutaste en 2007 con El orfanato, solo has dirigido  cuatro películas. ¿Por qué eres un director tan poco prolífico?

Siempre he tenido mucho respeto por mi trabajo y por el enorme esfuerzo que supone hacer una película. En ese sentido, la decisión de cuál sería mi próximo proyecto ha estado muy meditada. Y hasta que no he sentido realmente que lo que tenía en mis manos era el proyecto al que valía la pena dedicarle tanto esfuerzo, no me he lanzado a ello. Quizá ha sido después de haber hecho tres películas en España, de las que estoy muy orgulloso, cuando he sentido que podía dar el salto a Hollywood y me he visto más preparado para hacer un reto como el de Jurassic World.

¿Es más difícil quizás trabajar con estrellas de Hollywood?

En mi experiencia, la verdad es que no. He tenido mucha suerte con todos los actores con los que he trabajado, y mis experiencias con ellos han sido siempre muy positivas. En el caso de Jurassic World: el reino caído he tenido un casting extraordinario, con Chris Pratt, Bryce Dallas Howard, Toby Jones, Jeff Goldblum, Geraldine Chaplin, James Cromwell… Con todos ellos he estado constantemente en buena sintonía, y nunca he notado esas historias que a veces se escuchan sobre lo complicado que es trabajar con una estrella de Hollywood.   

¿Qué opinan del cine español en Hollywood?

La imagen del cine español es muy buena y, realmente, hay un gran aprecio por el talento. Hollywood  es una industria que valora muchísimo el trabajo y el talento, paga mucho por ello, y además, siente un respeto tremendo por los técnicos españoles y, evidentemente, por los actores, hasta el punto de que en Jurassic World he podido llevar a mi director de fotografía, a mi montador, a Belén Atienza, que es la productora y la socia con la que siempre trabajo… Todo ello gracias a cómo valoran el talento de nuestro país.     

¿Alguna vez te ha pasado que hayas querido abandonar un rodaje?

Nunca (risas). Mi trabajo como director siempre es, en la medida de los posible, el de intentar facilitar las cosas al actor. Cuando en algún momento me he encontrado con situaciones más complicadas, me he esforzado el doble para intentar estar a la altura y solucionar la situación lo mejor posible.

El pasado 15 de abril el director de cine Juan Antonio Bayona posaba para la revista en la terraza del AC Hotel Málaga Palacio.

¿Tienes pensado rodar próximamente en España y en castellano?

Estamos desarrollando varios proyectos al mismo tiempo, y entre ellos está la intención de regresar de nuevo a España con una película española. Creo que forma parte de la situación privilegiada en la que me encuentro, que es el poder tener, de alguna manera, un pie en la industria americana y vivir en Barcelona, desde donde desarrollo los proyectos con Belén Atienza a través de nuestra productora. Todavía no tenemos fecha para el comienzo de la nueva película, porque ahora comenzamos la promoción de Jurassic World, pero cuando tenga tiempo y el espacio mental suficiente me pondré de lleno con la siguiente.

Gran parte del éxito de una película depende de una buena promoción…

Evidentemente. En el mercado en el que vivimos hoy en día, la promoción es imprescindible para dar visibilidad a cada película. Nos enfrentamos a una competición tremenda en las salas de cine, destinadas cada vez más a productos de gran escala, y eso supone que la inversión tiene que ser muy fuerte. Pero el trabajo de un director pasa, lo primero, de todo, por hacer la mejor película posible y la más atractiva, ya que sin eso es imposible tener éxito y la inversión no podrá levantarla.

Hasta ahora tu carrera se ve como una historia de éxito, pero ¿has pensado qué pasará cuando te equivoques y tu película fracase en taquilla?

Los fracasos son también necesarios para resetear, aprender y pensar en lo siguiente. No me quiero obsesionar con la idea del fracaso. Para mí, cada película es un aprendizaje, y no me gusta pensar en películas sino en la carrera, por lo que la idea de los éxitos y los fracasos se convierte en algo muy relativo. Por ejemplo, Un monstruo viene a verme no dio las cifras que se esperaban de ella en el mercado internacional, pero las críticas fueron las mejores que he tenido nunca, también fuera de España, y eso es lo que te hace relativizar la idea de éxito o fracaso alrededor de lo que es una película.

El éxito comercial es siempre muy difícil de definir, y creo que todas las películas que se hacen intentando buscar el éxito comercial, terminan fracasando. Recuerdo que cuando estudiaba en la escuela, un profesor siempre nos recordaba que el éxito de una película se puede medir artística o comercialmente, y que incluso, a veces, ambas cosas no son compatibles.

¿Cómo ves las subvenciones que hoy día se dan al cine español?

Lo cierto es que se hacen grandes películas y tenemos actores y técnicos reconocidos en todo el mundo, pero estamos desaprovechando una oportunidad tremenda de crear negocio. España sigue siendo un país muy atrasado culturalmente hablando, especialmente por lo que respecta al mundo del cine. Europa nos está sobrepasando: son muy conscientes tanto de la importancia cultural que tiene el cine, como de su gran potencial de negocio. En países como Alemania, Francia o Inglaterra, a diferencia de nuestro país, son muy conscientes de ello y cada vez tienen unas políticas de apoyo al cine más competitivas. Espero que tarde o temprano cambie esa tendencia, y estemos entre los países punteros.

A nuestro presidente Mariano Rajoy no le gusta mucho ir al cine. ¿Cómo le convencerías para qué fuese más a menudo?

A mí no me cabe en la cabeza que alguien que representa a un país no esté interesado en la cultura. No me gustaría tener que pedirle a Rajoy que fuese al cine, porque tendría que ser él mismo quien se diera cuenta de la relevancia que tiene como trasmisor de la cultura. En Francia, sin ir más lejos, la cultura es intocable y está por encima de quien gobierne.

Guillermo del Toro, buen amigo tuyo, ha comentado que en Estados Unidos se ha sentido discriminado, y le han dicho cosas muy fuertes por su acento. ¿Tú has tenido allí algún problema similar?

Hasta ahora, y que yo haya sido consciente, no me ha pasado. Realmente, es algo con lo que yo bromeo mucho, porque a veces, no poder trabajar en tu lengua materna te crea inseguridad, pero realmente no me he encontrado con ningún actor, técnico o productor con el que haya tenido problemas de ese tipo. Sí que es cierto que en el pasado me han rechazado en el último momento para dirigir un proyecto, pero no por mi acento, sino porque consideraban que al ser  de otro país no tenía la sensibilidad necesaria para contar la historia. En el caso de Guillermo hay que tener en cuenta que su realidad es muy diferente, ya que vive en EE UU, y el problema al que, en el fondo, se está refiriendo sí que existe. 

Tienes un hermano gemelo, Carlos, ¿le has dicho alguna vez que te represente en algún festival, entrega de premios… y nadie se ha enterado?

Sí, sí… De hecho, en el Festival de Cine de Málaga, él llegó un día antes y se ha pasado un día entero haciéndose fotos con gente por la calle como si fuera yo (risas). La verdad es que tener un hermano gemelo es algo muy gracioso.