Al acostarnos mi jefa y yo conectamos, charlamos de lo que hicimos durante el día y de cómo planear la semana. Luego nos damos las buenas noches y dejamos el móvil en la mesilla. Cada uno en su mesilla, cada uno en su habitación y cada uno en su casa que están separadas varios kilómetros.

En realidad a veces yo disimulo y digo que me voy a dormir y es mentira porque sigo pensando en proyectos en reuniones y clientes. A todo esto mi mujer me mira de reojo mientras lee, el caso es que esto debería tener un nombre: “infidelidad profesional”, “cuernos laborales”,… seguro que en inglés suena mejor: labor infidelity? profesional cuckold?

Esto son las ventajas que reclamábamos de la tecnología, ¿o no? Lo que pasa hoy es fácil relatarlo, con más o menos estilo, lo divertido es aventurarse a imaginar el futuro.

En mi opinión de trabajador 24/7 (esto ya si suena anglosajón) creo que asistiremos a una paulatina y ordenada desconexión. ¿Vemos que ocurre en Francia? No digo que haya que imitarles pero es un país que en temas sociales y laborales marca tendencia y a veces funciona como contrapunto a prácticas americanas o inglesas: Hace un año Francia empezó a poner fin a estar conectados todo el día con un pacto que firmaron empresarios y sindicatos del sector de la tecnología y consultoría.

El acuerdo obliga a los empleados a apagar sus teléfonos móviles a partir de las 18.00 horas, cuando suelen salir del trabajo, para que sus jefes respeten su tiempo de descanso (y no se vayan a la cama con ellos). El acuerdo, que afecta a compañías como Google, Facebook, Deloitte y PwC, también prohíbe acceder al correo electrónico y a otros materiales relacionados con el trabajo fuera del horario laboral. Se lo tengo que reenviar a mi jefa que seguro que le hace ilusión.

Puede que esta estanqueidad informativa sea buena para recuperar algo de vida privada y volver a la oficina con ilusión al día siguiente; una vez que ya hemos deslocalizado el trabajo y podemos hacerlo en cualquier sitio gracias a la tecnología (“el trabajo no es un lugar sino algo que haces”), la siguiente frontera es separar voluntariamente nuestra vida privada de la profesional.

¡Empecemos por la cama!

Por Raúl Escudero, Director de Proyectos de 3g office.