Estas cifras forman parte del borrador de plan de viabilidad en el que trabaja Abengoa con asistencia de firmas como Álvarez & Marsal y cuya versión final será analizada el lunes por el consejo de administración de la empresa para su presentación y negociación con los bancos y los bonistas.
En concreto, Nueva Abengoa obtendrá tras las desinversiones previstas un Ebitda de unos 600 millones al año, alrededor de un 50% menos que el nivel de ganancias brutas de explotación que puede ofrecer anualmente el negocio. La deuda será entre un 55% y un 66% inferior a los cerca de 9.000 millones actuales, en torno a entre 3.000 y 4.000 millones.
En cuanto a las ventas, la empresa alcanzará un volumen tras la reestructuración equivalente al 60% de los cerca de 7.700 millones de euros ingresados al año. La rebaja del endeudamiento será posible no solo gracias al previsible canje de deuda por acciones por parte de los acreedores en un porcentaje aún pendiente de negociación, sino también a un plan de desinversiones por valor cercano a los 1.500 millones de euros y quitas por definir. Tras el proceso, la participación de los principales accionistas quedará sustancialmente reducida.
Las regiones clave en las que la empresa aspira a mantener su presencia son Sudáfrica, Chile, Uruguay, Perú y México. Las ventas y la reestructuración provocarán previsiblemente algún ajuste de plantilla ligado a este proceso, pero la intención es que no se produzcan salidas traumáticas.