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Empresas

Los errores fatales que retrasan tu éxito como emprendedor

Según Adiccted2Success, si quieres triunfar en el mundo de los emprendedores no deberías hacer a diario ninguna de estas 7 cosas que, probablemente, haces y que te comentamos a continuación. Si te suenan de algo, es hora de cambiar.

Dejar que los demás controlen tu agenda

Si nada más despertar lo primero que haces es mirar quién te ha escrito o llamado, tienes un problema. Dedícate primero a ti, a ver qué tienes o debes hacer y luego ya preocúpate de los demás.

Perder el foco de tu proyecto

Si te metes en cuarenta mil cosas a la vez y pierdes continuamente el hilo de tu proyecto, no vas a sacarlo adelante jamás. O al menos no con la calidad necesaria como para llegar al éxito. Trata de ir a lo tuyo y hacer un poquito menos de caso a todo el mundo.

Hacer primero lo que no te da dinero

Vale, puede ser que sea algo que te guste mucho, pero hazlo después de haber ganado dinero. Por lo general, sólo con ganas y buenas ideas las empresas no salen adelante, también se necesita un poquito de dinero, así que aprende a priorizar.

No cuidarse

Si quieres llegar al éxito, lo primero que tienes que hacer es llegar. Vamos, llegar vivo. Si no duermes bien, comes a deshoras o llevas a cabo cualquier otro hábito poco saludable, no esperes ser productivo. Cuídate, te será más fácil llegar al éxito. O al menos, llegar y poder contarlo.

Acomodarse

Si no sales ahí fuera buscando la suerte, la suerte no va a venir a buscarte a ti. Al menos por norma general. Si tienes ideas, llévalas a cabo, trabaja duro, sólo del trabajo vienen las recompensas. El éxito no cae del cielo, piénsalo, así que ponte manos a la obra.

Dejarse influenciar por personas negativas

Si tú tienes claro lo que quieres hacer, ¿por qué dejas que otros te chafen tus sueños e ideas con su negatividad? Que ellos no puedan, no quiera o tengan miedo, no quiere decir que tú tengas que ser igual. No dejes que su negatividad te invada. Huye de ellos.

No medir los progresos

Tienes que aprender a ver las cosas buenas. Los avances no tienen por qué ser grandes, pero si aprendes a valorar los avances pequeños, te sentirás siempre más optimista y motivado. Hay que intentar el vaso siempre medio lleno, no medio vacío.