Simpática
Por supuesto, siempre es más agradable trabajar con alguien que siempre está dispuesto a poner una sonrisa a quien le trata bien, que con alguien que todo el día está con caras largas.
Empática
Un compañero que sea capaz de entender cuándo tienes un problema, ponerse en tu lugar y echarte un cable en vez de ponerte más trabajas, siempre es un plus. ¿Quién no querría trabajar con alguien así?
De fiar
¿Y con alguien en quien confiar? Seguro que nadie rechazaría tener un compañero de trabajo fiel en quien confiar. A veces necesitamos desahogarnos y saber que tienes a tu lado a una persona que no soltará prenda de tu enfado pasajero es un lujo.
Sincera
Las personas cuanto más de frente, mejor. Es preferible tener un compañero que te diga lo que haces mal y te critique a ti directamente a alguien que va quejándose de ti por detrás calentando la cabeza al resto y luego a ti te pone buena cara.
Proactiva
Nadie tiene que estar encima de ella para que trabaje, siempre se presta para colaborar, para mejorar las cosas, para llevar a cabo proyectos nuevos… Ese es el compañero de trabajo que a nadie le gustaría perderse en su oficina.
Paciente
Es una persona consciente de que todos tenemos malos días y no pierde los nervios ni con las personas ni con los trabajos porque sabe que las cosas llevan su tiempo y que no siempre salen a la primera. La paciencia es una gran cualidad para trabajar con otros.
Comprometida
Hace lo que dice, simplemente. Hay mucho hablador suelto por el mundo, así que las personas de palabra son cada vez más valiosas. Un trabajador que hace las cosas con las que se compromete y las que promete, es una joya.
Humilde
Si los triunfos son solo suyos, agradece los halagos pero no se jacta, y si son en grupo, se asegura de que todos sepan que el triunfo es colectivo y no individual por mucho que haya aportado algo superior.