Oficinas en cubículos: cada uno a lo suyo
Antiguamente la mayoría de las oficinas estaban divididas en cubículos. Esto te permitía poder trabajar sin tener ninguna distracción. El problema surgió cuando esto se convirtió en un inconveniente ya que no se podía dialogar con tus compañeros de trabajo, ni siquiera sobre temas laborales.
Todos en la misma mesa: fomentando la interacción
Otra de las maneras más comunes de organizar nuestro puesto de trabajo es estando todos los trabajadores en una misma mesa alargada, sin obstáculos de por medio. De esta manera sí que se podía fomentar la comunicación, aunque en muchas ocasiones dificultaba la concentración en el trabajo.
Por sectores de trabajo: hablemos de lo nuestro
Utilizando un modelo parecido al anterior, muchas empresas tienden a ubicar a sus trabajadores por departamentos o incluso “sub-departamentos”. Esto consiste en reunir pequeños grupos de personas que tengan un trabajo similar para poder fomentar el diálogo entre ellos, sin perturbar el trabajo del resto de empleados.
En despachos: privacidad ante todo
Es verdad que aumenta la privacidad y mucha gente prefiere trabajar aislada para poder concentrarse mejor. Pero este modelo no suele ser muy utilizado hoy en día, ya que puede crear distinciones dentro de los propios empleados, además de no fomentar a una interacción social entre ellos.
Oficinas flexibles: organización personalizada
Curiosamente es un modelo que se está poniendo más de moda: oficinas en las que se puedan mover y recolocar los muebles de acuerdo a tus preferencias o necesidades del momento. Suelen ser en habitaciones más pequeñas, por lo que es más fácil su movilidad.
Sin sitios predeterminados
Puede ser considerado como el mayor avance en innovación, aunque no todos los trabajadores están igual de contentos: no tener ningún sitio predeterminado. Se suele utilizar en empresas en las que se usen más los espacios comunes o aquellas que quieran incentivar a sus trabajadores a madrugar para conseguir “el mejor sitio”.