Seguridad. Sentirse seguro debe ser una prioridad para todas las personas. Si no es seguro para ti estar en un trabajo, debes dejarlo, incluso si pones a tus finanzas en tu terrible aprieto. A veces puede tratarse de lugares peligrosos, de los que debes alejarte si no tienes la seguridad de estar capacitado para estar en ellos. Otras veces, se trata del ambiente en el que estás: bulliyng, acoso sexual…
Salud. La salud es más importante que el progreso en la trayectoria profesional. Si el trabajo afecta a tu salud mental o física, debes dejarlo. Además, para enfrentarte a una búsqueda de empleo, tienes que estar fuerte y con energía. ¿Cómo vas a darte a conocer si te falta aire cada jornada laboral?
Equilibrio de vida. Cuando tu trabajo está destrozando el equilibrio entre tu vida laboral y personal, debes dejarlo antes de alejarte por completo de todas las personas que te quieren.
Preparado para acabar, pero no para empezar. Una cosa no debe seguir necesariamente a la otra, acabar con un trabajo no tiene que implicar empezar con uno nuevo. Muchas veces cuando le pones fin a una situación que te ha afectado tan negativamente durante un tiempo, no tienes la cabeza como para pensar qué vendrá después. Hay nuevas oportunidades que surgen cuando menos te lo esperas y cuando menos te obsesionas por encontrarlas.
Inercia. No permitas que nadie, por muy buenas intenciones que tenga, te diga que debes aguantar en un trabajo que es perjudicial para tu salud. Si tienes que dejar el trabajo que tienes con el fin de recordar quién eres y dedicarle tiempo a recuperarte, haz eso. No te agobies, la siguiente oportunidad estará más cerca de lo que te imaginas.