Yakushev trabajó durante cinco años para la compañía americana, hasta el pasado mes de abril. Describió cómo durante su último año sus energías fueron disminuyendo e intentó recomponerse cambiando de área, pero todo lo contrario, caía en picado. Tras eso, la relación con su gerente y director empeoró, ¿qué opto por hacer? Pasar más tiempo delante de la pantalla mientras era observado por ellos… lo que tampoco fue una fructífera idea.
En conversaciones privadas le llegaron a preguntar que por qué no se iba por su cuenta, por lo que respondió que estaba bastante cómodo con el sueldo de Google. Así, intentó remontar haciendo un plan del mejoramiento del desempeño que según Google dura dos meses. Pasada una semana era obvio que no iba a continuar.
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En la última reunión con sus jefes, fue amenazado con ser despedido por “conducta grosera” por lo que no tendría beneficio alguno ni trámite de despido. Google ya pensaba que solo era un parásito en una de las mejores empresas mundiales. Al final no esperaron a que acabara su plan de mejoramiento y fue despedido pasada una semana más, fue despedido en 10 minutos y de forma fulminante, quitándole incluso su insignia y cuenta de Google ipso facto.
En su contrato tenía un plazo de preaviso de un mes, por lo que el mes venidero siguió cobrando su sueldo, pero ya no trabajaba para la empresa. Tras eso, Google le hizo una carta de recomendación excelente y olvidó su última etapa.
Según la historia de Google, el buscador más famoso del mundo no solo recluta a la creme de la creme, sino que además les exige el 100%, antes de dejarlos ir con un cursillo poco práctico según el protagonista. ¿Habrá vida después de Google?