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Muji: el éxito de la no marca en un mundo de logos

El cuartel general de Muji en Tokio son unas oficinas simples, sencillas, solemnes casi. El lugar donde trabaja uno de los activos más preciados de la compañía nipona, los diseñadores, es amplio, diáfano, sin adornos que distraigan, en definitiva, a imagen y semejanza de la marca: “Creo que el secreto del éxito de la firma es la coherencia: tiene una filosofía de productos simples, funcionales, pero de gran calidad. Y cuando vas a la empresa y ves la oficina notas que es lo mismo: oficinas simples, gente sencilla…”, explica Joaquim de Toca Andreu, director general de la firma para España y Portugal. Probablemente conozca Muji, quizás se haya topado con alguna de las seis tiendas que tienen en España (más un par de corners en El Corte Inglés): diseños funcionales, aparentemente muy sencillos pero que siempre tienen un por qué detrás. De Toca Andreu pone un ejemplo: “Las zapatillas de andar por casa parecen unas zapatillas cualquiera pero están fabricadas con un material que se adapta perfectamente a la forma de tu pie y cuando las pruebas te das cuenta”, comenta.

Empezaron con 40 referencias

Muji, un curioso caso de éxito en un mundo de marcas, y decimos curioso porque precisamente Muji defiende la no marca: de hecho el nombre, que viene del vocablo Mujirushi Ryohin, significa “productos de calidad sin logo”. Sus tiendas se reconocen fácilmente: colores sobrios, casi solemnes, lineales impolutos, todo tipo de gadgets para el viaje, la casa incluso últimamente han lanzado mobiliario… La compañía nació en los años ochenta, como respuesta al consumismo marquista del país en aquellos momentos: Japón vivía un boom económico y empezaron a llegar las firmas de lujo occidentales. Y los japoneses se volvieron locos: en Occidente el lujo es un consumo más de nicho, de clase económica boyante, pero allí fue masivo: “No es de extrañar ver bolsos Louis Vuitton, por ejemplo, en el metro, muchos además, y no son copias”, aclara. El nacimiento de Muji fue como un ir a contracorriente: si todo el mundo quiere una cosa, tú ofreces una distinta y seguro que puedes captar un porcentaje del mercado.

Y ese mercado ha ido creciendo: empezaron con 40 referencias y ahora hay unas 7.000: productos de viaje; estética; papelería, una de las más exitosas en España, donde la firma llegó en 2006; ropa, mobiliario; gadgets de todo tipo.. El 35% de las ventas es ropa. En Europa se comercializan unas 3.000 referencias: la firma tiene en total 400 tiendas, más de 300 de ellas situadas en Japón y el resto repartidas por 26 países de todo el mundo. Emplean a más de 6.500 personas, muchos de ellos, forofos de sus diseños. El directivo español es uno de ellos: “Mi casa está llena de productos Muji, hombre, si sale un sofá nuevo no me lo llevo, pero me gusta tener las novedades. Mi mujer me dijo el otro día que teníamos bolis como para escribir la Biblioteca Nacional”, comenta riendo.

Llegaron a España como franquicia

Perteneciente a la saga catalana de los Andreu, de Toca es uno de los culpables de que la firma llegara a nuestro país: “Más bien fue mi primo, que es un fanático de Muji, él fue quien contactó con la casa y les propuso venir. Conseguimos, junto a la familia Puig (los fabricantes de perfumes), la licencia y abrimos una primera tienda en Barcelona y luego en Madrid. Al cabo de 10 años, Muji Japón compró el 100% de las acciones y actualmente somos una subsidiaria de allí”, aclara.

Muji no tiene fábricas propias, sino que produce por todo el mundo, aunque la mayor parte de sus proveedores se encuentra en Asia. También son nipones la mayoría de sus diseñadores aunque han trabajado con diseñadores de renombre a nivel internacional. En este caso, el trato refleja el leitmotiv de la marca: no hay firmas ni logos, el diseñador renuncia en el contrato a poner su nombre en ninguno de los objetos: “No le damos publicidad pero igual de los diez mejores diseñadores de producto del mundo, siete han hecho cosas para Muji”, aclara. De hecho cuentan con varios premios internacionales de diseño y algunos de sus productos pueden verse en el Moma de Nueva York como por ejemplo, un lector de cd de pared: un simple lector de discos que se pone en marcha tirando de una cuerda. Simple y sencillo porque como ya se sabe, una de las máximas del diseño es menos es más.

¿Cómo se diseñan los productos? Principalmente hay dos vías: los diseñadores visitan las casas japonesas, conocidas por ser especialmente pequeñas, donde detectan las necesidades del usuario y también a través de un canal online por el que los consumidores les dan ideas. Y aunque van pasando los años, la firma sigue fiel a la filosofía de los inicios: a saber, tres principios básicos que se siguen manteniendo, selección de materiales, racionalización de los procesos y simplificación del packaging. Es su mantra.

En lo económico, todo va también viento en popa. La previsión de ventas para este año es de alrededor de 3.000 millones de euros, terminando el año con un total de 810 tiendas. “En 2020 (cuando se celebrarán los Juegos Olímpicos en Tokio) queremos facturar 3.800 millones, somos el retailer japonés con más presencia internacional, por ejemplo somos la única empresa japonesa en India”, comenta con orgullo de Toca. El objetivo para entonces es tener 1.200 tiendas abiertas en todo el mundo, muchas de ellas en China.

Europa representa en torno al 6% de las ventas totales

Las ventas en el continente europeo representan el 6% del total. El este de Asia copa el 27% de la facturación. La firma pretende aumentar las ventas fuera de Japón y poder llegar en un futuro a un 50/50. Los nipones quieren incrementar sus ventas un 10% este año en España (en 2015 facturaron 8,5 millones en nuestro país y quieren llegar a los 9,3 millones en 2017), y prevén abrir cuatro nuevos establecimientos en los próximos tres años.

Además, están buscando que las localizaciones sean más grandes, para, por un lado, incrementar el número de referencias en los locales y también para proponer experiencias de compra, como la organización de talleres, por ejemplo. En Japón algunos de sus establecimientos cuentan con restaurantes, como uno en Tokio que era frecuentado por el difunto Steve Jobs y donde también va el actor Tom Cruise. Y no piensen en lujos gastronómicos: sus propuestas son orgánicas, sanas, sencillas y de productores de proximidad. En su país prevén también abrir un par de hoteles.

Y, entre tanta referencia, ¿cuáles son los best sellers? En nuestro país lo más vendido suelen ser los productos de papelería y los de viaje. “Suele haber pocas diferencias en las ventas en Europa, detalles. Aquí se vende muy bien la camisa de lino, por ejemplo, en Alemania lógicamente, tira más el jersey”, aclara sonriendo. Lo próximo es introducir productos de cosmética y también, snacks y tés japoneses. Porque lo sencillo y lo funcional se puede llevar a todos los ámbitos de la vida. Y en Muji lo saben.