El crecimiento rápido está matando la cultura de empresa. En algunas ocasiones el crecimiento puede ser la raíz del problema, la causa de la toxicidad. Crecer es positivo y suele ser el objetivo de todos los empresarios, sin embargo, cuando se produce a un ritmo vertiginoso, la salud de la cultura de empresa entra en riesgo.
Si tu empresa se encuentra en pleno crecimiento, asegúrate de que tu cultura crece paralelamente de la forma adecuada. Multiplica los esfuerzos por preservar la cultura de la empresa aún si esto supone ralentizar un poco el proceso. Para comprobar que todo funciona puedes encargar una auditoría sobre el impacto de los valores de la empresa fuera de ésta.
Nadie habla de problemas. Si ningún miembro del equipo verbaliza los problemas que ve en la empresa, ni tampoco sugiere vías de mejora, puede que estén sucediendo dos cosas: que la empresa sea la más exitosa de la historia y no tenga ningún fallo ni aspecto de mejora, o que los empleados no se sienten lo suficientemente valorados como para pensar que su opinión importa.
La transparencia, especialmente en los aspectos negativos, y la facilidad para plantear vías de mejora son dos signos de una cultura de empresa sana. Por tanto, si no existen en tu empresa, mala señal… Cuando las personas pueden hablar sin miedo a represalias, se sienten valoradas. Proporcionar a los empleados una plataforma para expresar sus pensamientos y tenerlos en cuenta, sirve para hacerles ver que lo que piensan es importante.
Todo el mundo habla de problemas. Es positivo para la empresa que los empleados expresen sus preocupaciones y que exista transparencia respecto a los problemas que surgen en la empresa, pero hay que mantener cierto equilibrio. Si continuadamente se visibilizan quejas y problemas pero no sale a relucir lo positivo, la empresa entra en una espiral de negatividad de la que es difícil salir.
Si no existe feedback positivo en la empresa, sólo saldrá a la superficie lo negativo y se convertirá en la comidilla de la oficina. A la larga, que los problemas se conviertan en cotilleos no ayuda a un desarrollo adecuado. Por esta razón es importante mantener a los empleados contentos y felicitarles cuando las cosas salen bien, si no siempre verán lo negativo y hablarán sobre ello constantemente. Un empleado que se siente poco valorado será más propenso a hablar mal y destacar siempre los aspectos negativos de la empresa olvidando los positivos.
El sistema es más importante que la misión. Muchas empresas siguen ancladas en la manera de hacer las cosas “de toda la vida” y escudarse en el “siempre se ha hecho así” puede matar el espíritu innovador de cualquier empresa y alejarla de su verdadera misión. En los negocios hay que arriesgar y esto en muchas ocasiones supone cambiar los mecanismos.
Un equipo trabaja duro cuando se trata de cumplir una misión en la que cree, pero si la empresa encorseta sus acciones dentro de un sistema preestablecido y rígido, la motivación se diluye y se marcha por el mismo lugar por el que llegó. Lo correcto es mantener el equilibrio entre los mecanismos que funcionan y la utilización de otros nuevos.