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Cómo Emmanuel Macron pretende hacer de Francia una ‘nación de Startup’

Hace seis meses, Emmanuel Macron era un pariente desconocido. Un ex-banquero de inversiones, Macron había lanzado un nuevo partido político – llamado En Marche (Onwards) – tan recientemente como el año pasado. Ahora ha ascendido a presidente de Francia, y se espera ampliamente que obtenga la mayoría en el parlamento.

Su primer orden de cosas: abogar por las startups.

“Para decirlo en una palabra: El empresario es la nueva Francia”, insistió Macron, hablando en la conferencia VivaTechnology en París el jueves. El presidente se dirigió a miles de personas que se habían reunido en la capital de la nación para discutir el futuro de la tecnología y la innovación en toda la zona euro, y como Alemania se prepara para celebrar elecciones en septiembre. “Lo que tenemos que hacer es cambiar en profundidad nuestro modelo”, continuó Macron. “Quiero que Francia sea una nación en ciernes, lo que significa tanto una nación que trabaja con y para las startups, como una nación que piensa y se mueve como una startup”.

La economía francesa -la tercera más grande de Europa- ha tenido dificultades en los últimos años, ya que la U.K. y Alemania han obtenido ganancias relativas. El país enfrenta una crisis de deuda soberana, estrictas leyes laborales y alto desempleo, factores que han causado que muchos empresarios trasladen sus oficinas al extranjero. Hoy, más de 1,6 millones de franceses viven en el extranjero, más del 60 por ciento desde el año 2000, según el Ministerio de Europa y Asuntos Exteriores. “Francia es un país que no tiene la mejor imagen en términos de competencia y negocios”, señaló Julien Verdier, fundador y CEO de la firma de marketing AdYouLike, con sede en París, en una entrevista anterior con Inc. Verdier dirige su puesta en marcha de Los EE.UU. por parte del año, y recientemente celebró el nacimiento de su hijo stateside. “Siempre estoy feliz de regresar a los Estados Unidos”, continuó. AdYouLike hizo 9.7 millones de euros en 2015 ventas.

Macron tiene una serie de propuestas destinadas a hacer de Francia más favorable a los negocios. Ha sugerido que se reduzca la tasa del impuesto de sociedades del 33 por ciento a la E.U. Un promedio de 25 por ciento, por ejemplo, y quiere aflojar las leyes laborales nacionales para que las empresas puedan tener más libertad para negociar horas de trabajo y pagar. Mientras tanto, Macron anunció el jueves una nueva visa tecnológica de cuatro años para alentar a los empresarios extranjeros a comenzar en Francia. La visa estará abierta a fundadores, empleados e inversionistas, y agiliza el proceso de obtener un permiso de residencia, explicó Macron en la conferencia.

“Sé que muchos de ustedes han oído hablar de fallos en nuestro sistema”, admitió Macron. “Estamos en el comienzo de un nuevo impulso.”

Aunque algunos han comparado el inesperado ascenso de Macron con el del presidente estadounidense Donald Trump, en tanto que ambos líderes se identifican como forasteros políticos y abogan por cierto grado de nacionalismo, los políticos difieren radicalmente en sus políticas. Mientras que Trump ha pedido la construcción de un muro fronterizo para limitar la inmigración, por ejemplo, Macron dice que ve el futuro de Francia y del espíritu empresarial como “abierto”.

“En un momento en que algunas personas piensan que los muros son una solución, pensamos que la apertura es el camino correcto”, dijo Macron, en un chirrido finamente velado en Trump. “Debido a que los desafíos que enfrentamos son globales, tenemos que pensar global”. (La mayoría del discurso de Macron fue dado en francés, aunque cambió al inglés al final para comunicarse mejor con audiencias globales.)

Por supuesto, en qué medida Macron puede cumplir las promesas pro-empresariales dependerá del número de escaños que pueda ganar en el parlamento. Después de la primera vuelta de las elecciones de la semana pasada, las encuestas indican que su partido podría tomar hasta 425 de las 577 posiciones. Ese sería el mayor triunfo para un presidente francés desde Charles de Gaulle en 1968 – e indica que los empresarios franceses tienen razones para tomar sus ideas en serio.