Los empleados, incluso los buenos, pierden su trabajo a menudo. El divorcio es una realidad moderna para más de la mitad de las parejas. Padres y otros seres queridos mueren antes de que estemos listos para decir adiós. Y los desafíos médicos pueden afectar a cualquiera. Entonces, ¿cómo hacer frente a las desgracias inevitables de la vida y los choques financieros? Se trata de crear un buen plan financiero B para hacer frente a cualquier escenario. He aquí cómo hacerlo:
Pregúntese “¿Qué pasa si …?”
Demasiado a menudo, nuestros planes financieros representan sólo un escenario: un escenario del Plan A, en el que todo va de acuerdo con nuestras expectativas originales. Pero como se mencionó anteriormente, la vida puede ser impredecible y desordenada. Comience por hacer preguntas como estas:
-¿Qué pasa si pierdo mi trabajo? ¿Cómo cumpliría mis obligaciones financieras?
-¿Qué pasa si enfermo y no puedo trabajar? ¿Cuánto tiempo puedo pagar mis cuentas?
-¿Qué pasa si falleciera inesperadamente? ¿A quién afectaría financieramente?
El punto de estas preguntas no es convertirlo en un negativo que solo prevé un montón de desastres que se hacen realidad. Más bien, se trata de ayudarle a comenzar a abordar los problemas de la vida real y pensar en las estrategias que puede tomar ahora para protegerse financieramente contra potenciales escenarios futuros.
Evaluar lo realista y prudente que puede ser cada solución
A medida que piensas en un escenario “¿Qué pasa si”, tarda algún tiempo en considerar la viabilidad de cada solución para ese escenario. Por ejemplo, suponga que está evaluando cómo manejar una situación potencial de pérdida de empleo. Usted podría pensar “para hacer frente a la pérdida de empleo, podría reducir drásticamente mi gasto, pasar a una residencia más barata o conseguir un compañero de cuarto, pedir dinero prestado a un familiar o ahorrar dinero para cubrir mis gastos mientras estoy desempleado.
Cada uno de estos enfoques tiene sus propios pros y contras. Pero la última opción es la opción más sabia y proactiva. Usted nunca va a equivocarse guardando dinero extra ahora y creando un fondo de emergencia que pueda ayudarle a lidiar con escenarios imprevistos de la vida.
Ponga su plan B por escrito
Un plan financiero escrito siempre es mejor, y eso incluye su plan de respaldo económico. Por lo tanto, es una buena idea poner su Plan Financiero B en papel y no sólo tenerlo como una idea o una serie de pensamientos en su cabeza. Tener un plan financiero escrito le da a usted ya su cónyuge la capacidad de revisar el plan y adaptar o modificar el plan si cambia su situación.
El propósito principal del seguro es proteger contra los riesgos potenciales de la vida. Así que busque un seguro que le puede dar tranquilidad tanto personal como financiera. Debe obtener un seguro de automóvil para cubrir su vehículo en caso de robo de automóvil o un accidente. Debe comprar el seguro del propietario o arrendatario para salvaguardar su residencia y los artículos dentro de él. Seguro de ingresos por discapacidad protege su flujo de ingresos dándole dinero cuando no puede trabajar debido a una enfermedad o lesión. Mientras tanto, el seguro de vida proporciona un pago en efectivo a las personas u organizaciones que usted nombra como beneficiarios en caso de que fallezca.
Obtener la ayuda de un profesional financiero
Otra forma de crear un sólido Plan B para su vida es recurrir a la ayuda de un experto financiero, como un profesional financiero o contable. Un buen profesional financiero no sólo creará un plan financiero para usted. Él o ella también sugerirá maneras en que puede construir una fortaleza financiera alrededor de si mismo, la orientación que puede ayudarle a recuperarse más rápidamente si le golpea la catástrofe financiera. Un profesional financiero de confianza también puede detectar cualquier deficiencia o agujeros en un plan financiero B que haya creado. Por ejemplo, puede haber escenarios de “qué pasa si” o riesgos específicos que aún no ha contemplado, pero debería hacerlo. O puede haber formas creativas de ayudar a reducir el riesgo o planificar mejor ciertos proyectos.