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Tres señales de que has puesto el piloto automático en tu vida profesional


Si has encadenado, uno tras otro, puestos de trabajo “con condiciones decentes” y te has conformado fácilmente por comodidad o por miedo a que el cambio no mereciera la pena, puede que tu carrera profesional esté en piloto automático y ya no seas tú el que la dirige. Sin embargo, estancarte en determinada posición sin estar seguro de qué es lo que quieres y sin poner la vista en ningún horizonte de mejora es un error. La estabilidad puede ser un buen punto de partida para innovar y experimentar, pero el estancamiento enmascara tu ambición y difumina tu talento. ¿Sabes si deberías tomar las riendas de nuevo?

Las semanas son una sucesión de días muy parecidos. Si lo único que te motiva del paso del tiempo es la llegada del próximo día para cobrar, algo está fallando estrepitosamente. El tiempo vuela cuando disfrutas de lo que haces, pero es interminable cuando te encierras en la rutina. Quizás deberías esforzarte para encontrar nuevos desafíos. Es posible que hayas perdido tres años dormitando en un trabajo sin ninguna motivación, pero despertar es siempre una buena noticia.

Un paréntesis no cambia nada. ¿No recuerdas cuando unas vacaciones de verano arreglaban el tedio de cualquier tipo y hacían del nuevo curso una aventura totalmente diferente? La idea es parecida. A veces, algo de perspectiva ayuda a tomar carrerilla y encontrar de nuevo la motivación necesaria para arrancar otra vez. Pero si sientes que podrías desaparecer durante un mes y ponerte al día fácilmente nada más regresar, es posible que te estés convirtiendo en uno de esos robots que pueden sustituirnos en el futuro.

Sigues buscando más de lo mismo. ¿Qué pasaría si perdieras tu trabajo? ¿Qué y dónde buscarías un nuevo puesto profesional? Si tu primer instinto es repetir tu rol actual, buscar algo cercano y permanecer dentro de tu zona de confort, no hay duda: has cambiado tu ambición profesional por la calidez mágica de aquello fácil, conocido y que controlas con los ojos cerrados. Esto, aunque no lo creas, podría atrofiar toda creatividad. En lugar de apostar por tus habilidades y fomentar tu propio progreso, te quedas solamente con lo que te ofrecen, centrándote en lo que otros necesitan.

Hay una delgada línea entre la comodidad y el estancamiento. Si tienes cada vez más la impresión de que el salario mensual es suficiente para hacer de tu trabajo algo deseable, ya has caído en el lado aburrido de la pista. La parte buena es que el partido sigue y aún puedes retomar el control.