72.480, El Gordo de la Lotería de Navidad
Empresas

Cómo cambiar (por fin) tu profesión con éxito

Por suerte, no estás solo y no eres la única persona que ha tomado la decisión de replantearse su carrera profesional. Evidentemente, dar el paso definitivo – y no dar marcha atrás-, establecer un plan y ejecutarlo con éxito no es cosa de un día, pero básicamente se reduce a tres acciones clave: cambiar tu mentalidad, concentrarte en el objetivo final y trabajar duro para conseguirlo.

Pongamos por ejemplo que estás en un departamento comercial y quieres dejar de dedicarte a la promoción y venta para enfocarte en el desarrollo de producto. El cambio de mentalidad tiene que ser radical: ya no eres un comercial, ni siquiera eres un aspirante a desarrollador. Éste debería ser el hilo conductor para empezar a creer que el cambio es posible, y que tú puedes llevarlo a cabo de forma exitosa. Empápate de tu nueva identidad y de las capacidades propias de ella, y llévalas a las últimas consecuencias.

Para empezar, empieza a incluir la carrera profesional a la que estás decidido a dedicarte en todas las comunicaciones que tengas con otras personas: si tienes una página web personal, destaca que eres un profesional de ese sector. Si estás hablando con una persona a la que apenas conoces o te presentas en un grupo, exhíbete como tal. Desarrolla siempre que puedas las actividades que son propias de tu nueva carrera; ésa es una buena forma de empezar a involucrarte de lleno y creer que has dado el salto.

Lo siguiente que deberías hacer es centrarte únicamente en tu objetivo final. Concéntrate en en dónde quieres estar, y no en la cantidad de tiempo o de energías que crees que gastarás para llegar a ese punto. Es parecido a proponerte participar en una carrera de 10 kilómetros: si no dejas de mirar el reloj o de preocuparte por tus pulsaciones, la competición será desde el principio una cuesta arriba insalvable, y será difícil incluso que no abandones por el camino. Si por el contrario prefieres centrarte en disfrutar del camino, se multiplican tus posibilidades de llegar a la menta.

Las transiciones a otra carrera profesional no son fáciles, pero tienes la capacidad de ayudarte a ti mismo en lugar de bombardear todas tus posibilidades desde una mentalidad negativa. Si estás tratando de ser un profesional nuevo y abrirte paso en ese sector, preocuparte en exceso de lo cerca o lo lejos que estás de conseguirlo va a jugar en tu contra. No cuentes las horas; haz la investigación necesaria y después pon toda tu atención en el objetivo final. Estarás en el punto de transición más pronto de lo que esperas.

Lo último que tienes que hacer es ponerte a trabajar. Es evidente que se necesita dedicación para arrancar una nueva carrera y superar con éxito esa transición. Si alguien te dice que su experiencia fue sencilla, rápida y hasta placentera, no creas que realmente va a ser así. Una transición así de fácil debe ocurrir una vez entre un millón.

Pero saber de antemano que el esfuerzo será grande no hará que el proceso no valga la pena. No es tan raro encontrarse en una carrera que no encaja del todo con uno mismo. Piénsalo: tu carrera empezó con una decisión que tomaste cuando tenías diecisiete o dieciocho años, cuando echaste una inscripción en una carrera universitaria. Una de las decisiones más cruciales de tu vida la tomaste durante la adolescencia, cuando estás más influenciado por los gustos del momento o por lo que está mejor o peor visto por tu grupo de amigos y las recomendaciones de personas a las que admiras.

Una vez que entras en esa espiral, todos los pasos desde el inicio de tu carrera universitaria te empujan a seguir, y cuanto más tiempo pasa dentro de esa dinámica, más difícil es salir de ella. Después, lo más probable es que seas práctico – que creas serlo – y busques un puesto de trabajo que tenga una relación lo más ajustada posible a los estudios que has tardado cinco años en terminar, quizás más.

Por eso es tan fácil y común encontrar a gente en una carrera que, sencillamente, no le gusta. Pusiste toda la maquinaria en movimiento años atrás, cuando eras demasiado joven para saber lo que realmente te gusta hacer, o cuando simplemente no tenías ni idea y comenzaste aquello que te resultó más fácil.

Lo más difícil es saber que hay salida: existe un camino profesional en alguna parte que te está esperando. Sólo tienes que encontrarla, o mejor aún, comenzar tu andadura por el sector al que mejor te adaptes en tu vida de adulto. Eso debe ser la motivación suficiente para dedicar tus esfuerzos a hacer que suceda.