Fomento de culto a su personalidad. A menudo pueden perderse en sus egos y olvidar que están ahí para algo. Si eso ocurre, el equipo estará condenado a sostener a un Adonis.
Esquivar pagar sus cuentas. Es una profesión que puede ser similar a la política, y cuando se niegan a rendir cuentas públicas, todo el equipo lo sufrirá monetariamente.
Falta de conciencia en sí mismos. Si nadie les deja claro que no van por el buen camino, ¿cómo esperan llegar a la meta? Si ellos se pierden, todos lo hacen. Lo mismo ocurre con su conciencia.
Olvidar que la comunicación ha de ser bilateral. No solo él tiene que hablarlos, sino que el propio jefe ha de comunicarse de forma fluida con sus empleados.
Falta de dureza. Por afecto o falta de personalidad, a veces esquivan tomar unas decisiones determinadas con un empleado. Les hace falta un caparazón que distinga lo personal de lo laboral.
Sucumbir a la tiranía de lo urgente: caen en este error cuando se dedican a solucionar lo que tienen delante y olvidan lo que realmente importa: su gente.
La microgestión: una parte importante de la integridad de un líder se basa en dar a la gente la libertad para hacer su trabajo.
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