También influye si escribimos en cursiva o en mayúsculas. Si lo haces en cursiva darás cierta sensación de velocidad a la persona que lo esté leyendo (Además añade cierto valor manual recordando la letra escrita a mano, de ahí que se emplee en citas muchas veces). Cuando sea en mayúsculas estarás dando a entender que estás gritando. Cuidado con ambas, es importante no abusar de ellas.
Hay tipografías cuyas letras son más delgadas que otras. Cuando redactamos con una tipografía gruesa, damos una sensación de poder, de fuerza, es algo más tosco. Al hacerlo con una más fina, mostramos más delicadeza, más cuidado. Por supuesto, es importante no usar más de una tipografía en un mismo texto.
Éstas son las 4 ramas tipográficas principales y con cada una expresaremos un mensaje distinto, así que úsalas de forma correcta.
1. Romanas.
Basadas en la escritura manual presentando contrastes en los trazos y remates en las letras (serifas). Pueden producir una sensación de amabilidad, normalidad, humanidad, tono cercano. Garamond, Baskerville o Times.
2. Didonas o modernas.
Gran contraste de los trazos finos y gruesos. Transmiten elegancia, distinción, delicadeza. Muy asociadas a moda. Didot o Bodoni
3. Egipcias
Permite una sensación de confianza, firmeza. Tienen trazos gruesos y los remates o serifas tienen el mismo tamaño que el resto de trazos. Clarendon o Archer.
4. Sans serif o palo seco.
Neutras en su mayoría, buscando no transmitir ningun tipo de connotación. Aunque suelen transmitir seriedad y formalidad. Helvética o Futura. (Dentro de esta familia hay otras tres subfamilias: Grotescas, humanistas y geométricas.)