Cuando hablamos de “smart cities” nos referimos a ciudades que utilizan las tecnologías digitales para mejorar la calidad de los servicios públicos y privados, al tiempo que reduce los costes y el consumo de recursos. En este sentido, no es lo mismo hablar de ciudades tecnológicamente inteligentes que de ciudades intelectualmente inteligentes. Durante los siglos, varias ciudades han llevado a cabo el papel de la vertiente intelectual. En muchas de ellos, el legado continúa, aunque en un tono más bajo.
Dejando a un lado la dimensión digital, hablaremos del potencial que esconde una pequeña ciudad de medio millón de personas al norte de Gran Bretaña. Con un castillo medieval en lo alto de un peñasco, la capital escocesa es más que una cara bonita. Pero a los escoceses no les gusta presumir, lo que puede explicar por qué pocos saben que durante un tiempo Edimburgo fue la capital intelectual del mundo.
La afluencia de estudiantes que quieren ser parte de este ambiente intelectual embriagador también cambió la naturaleza de Edimburgo, tejiendo intelectualismo y el internacionalismo en su ADN. Un 54% de la población se educa a nivel de título universitario, lo que la sitúa en el número uno de las ciudades británicas y de Europa. Londres, con un 49%, es su rival más cercano, seguido de Bristol (44%).
Con más de 56.000 alumnos matriculados en la universidad del año pasado, Edimburgo compite “intelectualmente” con Londres. El aprendizaje, la cultura y la literatura tienen sus raíces en Edimburgo, donde los festivales culturales tienen un alcance mundial: festivales de jazz y blues, el arte y libros, así como el Royal Edinburgh Military Tattoo, el principal del festival internacional de Edimburgo.
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Además, la capital escocesa es la casa del Royal Bank of Scotland y de la sede central del Lloyds Banking Group. Las aseguradoras Standard Life y Scottish Widows, así como los gestores de fondos Baillie Gifford, Martin Currie y Artemis Investment Management. Aunque varios de estos nombres advirtieron que podrían trasladarse a Londres si Escocia dejaba el Reino Unido, antes del referéndum de independencia de Escocia.
Pero el éxito de Edimburgo no se construye únicamente en las finanzas, la ley y la cultura, sino también con la tecnología y la innovación digital. La Facultad de Informática de la Universidad de Edimburgo ha producido más investigación en el campo de la ciencia y de la informática que cualquier otra universidad de Reino Unido, de acuerdo con el Marco de Investigación de Excelencia 2014.
Si tu cerebro necesita un poco de ejercicio, no te vayas de vacaciones a hacer senderismo, sino que dedica unos días a visitar esta ciudad, alejada del frenesí de las grandes ciudades y con una oferta cultural y nocturna mayor.