Un reciente estudio, llevado a cabo por dos investigadores de la Universidad de Toronto y de la Harvard Business School, ha revelado que la agresividad de los pasajeros de un avión que tenga primera clase es mayor que la de los aviones sin ella. ¿El motivo? El microcosmos de clase que se genera dentro del propio avión activa en los pasajeros un comportamiento antisocial conocido como ‘air rage’.
La investigadora Katherine DeCelles, de la Rotman School of Management de la Universidad de Toronto, ha analizado los informes de incidencias a bordo de una compañía aérea internacional con millones de vuelos. De este análisis ha podido deducir como, en la mayoría de ellos, las situaciones agresivas se producen en vuelos con cabina de primera clase.
Además, DeCelles concluyó tras su análisis que los comportamientos agresivos eran especialmente frecuentes en aquellos vuelos en los que al embarcar los pasajeros de clase económica tienen que pasar por la cabina de primera clase. El propio hecho de pasar por delante de los pasajeros de primera clase les hace sentirse en desventaja produciéndoles “emociones negativas y comportamientos agresivos”, según se describe en estudio.
No obstante, pese a ese sentimiento de inferioridad, está el de superioridad de los pasajeros de primera clase De esta manera, el comportamiento antisocial a bordo o ‘air rage’ se puede dar tanto en pasajeros de clase económica como de primera clase, aunque entre estos últimos es menos común. El estudio revela que aproximadamente el 84% de los incidentes se produjeron en la cabina de clase económica, frente a un 15% en la de primera clase.
En cuanto al género e los agitadores a bordo, el informe concluyó que los hombres se implicaron tres veces más que las mujeres en los altercados a bordo. ¿Y contra quien descargaban estos pasajeros su ira? La mayoría de los pasajeros estallan contra un asistente de vuelo y no contra otros pasajeros.
Por último, puesto que las cabinas de primera clase cada vez son más abundantes, el riesgo de ‘air rage’ puede aumentar, y es que “a medida que la desigualdad y los asientos del avión separados por clases continúan aumentando, los incidentes de agresividad en los aviones pueden ser más frecuentes“, señalan los autores del estudio, Katherine DeCelles y Michael I. Norton.