Esto tiene sentido: si eres incompetente, tienes más probabilidades de no ser competente para autoevaluarte (o valorar las personas con las que te estás comparando). Son personas que no solo llegan a conclusiones erróneas o malas decisiones, sino que la incompetencia les roba la capacidad de darse cuenta de eso.
Por lo contrario, si eres competente tiendes a asumir que otros están trabajando a un nivel similar al tuyo. Además, la competencia incluye ser consciente de las deficiencias de uno mismo.
Este estudio tiene implicaciones interesantes. Por un lado, refuerza la idea de que se debe ser explícito con los empleados que no están cumpliendo las expectativas.
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Con demasiada frecuencia, los jefes asumen que los empleados deben saber cuándo están en peligro de ser despedidos, pero hay muchos que se sorprenden de serlo. Por lo que los jefes deben comprometerse a decir: “Debo advertirle de que su trabajo está en peligro si no mejoras”.
Además, los jefes deben pensar en la otra cara de esto: ¿Saben tus mejores empleados cuánto los valoras? A menudo, los grandes empleados se preocupan por si sus directivos están contentos con su trabajo, debido a que en ningún momento se les dijo explícitamente lo que tenían que hacer.
Asegúrate de felicitar a aquellos que realicen bien sus obligaciones: elevar la moral motiva a que los empleados inviertan más tiempo en su equipo, que realicen su trabajo felizmente y generar el comportamiento que los jefes quieren ver.