Faltas gramaticales: parece algo común y de lo que la mayoría no aprende cuando echa su CV a una empresa. Las tildes, una correcta expresión y un vocabulario que distinga de B y V se hacen necesarios si quieres ser el elegido.
Leer las direcciones de correo electrónico y adaptar el mensaje. Cada dirección requiere un contenido distinto. Además ten cuidado, puedes equivocarte al enviar un correo que no es para esa persona y… trabajo perdido.
No adaptar tu CV: otro fallo de incomprensión. No todos los trabajos a los que optas son iguales, ni por supuesto todo lo que quieres conseguir es lo mismo. Entonces… ¿por qué sigues dando la misma carta de presentación a todos?
No poner en tu carta de presentación lo que la oferta demanda: un gran error. Si no tienes lo que buscan, ¿qué esperas? Puede que no tengas experiencia, pero has de enfocar la tuya propia a la oferta a la que estás optando.
No ir más allá de la oferta de empleo: quedarte en la superficie puede ser un error que te cuesta el empleo. No te conformes con saber el nombre de la empresa y la cita, analiza su trayectoria, sus empleados y el nombre de sus mandamases. Mirar en LinkedIn a qué se dedica el reclutador que te va a entrevistar serán puntos de más.