Para muchas personas, es normal ceder a la negatividad, tratar a los demás con desdén y no mostrar nunca su auténtico “yo” por miedo a ser rechazado o ridiculizado. Esas tendencias nos llevan a la superficialidad y el egocentrismo – muy lejos de la carisma. Pero mediante el aprovechamiento y desarrollo de actitudes positivas, cualquier persona puede añadir encanto y eficacia interpersonal a su carácter.

Habla honestamente con la gente sobre los problemas y temas que te importan profundamente. La mayor parte de las conversaciones diarias que mantenemos con los demás van desde breves agradecimientos ritualizados (algunas palabras intercambiadas en un ascensor), a interacciones ritualizadas un poco más largas (conversaciones profesionales en el trabajo sobre los retos operativos y tareas).

La gente carismática busca la oportunidad de involucrar a los demás desde un nivel emocional y fomentar el intercambio de sentimientos acerca de los temas y acciones que se discuten. Por supuesto, se necesita valor para decirle a otros cómo se siente acerca de algo, en especial sobre temas controvertidos en los que no puedes estar seguro de tu posición. La clave es estar bien informado y leer los temas que te interesan, escuchar objetivamente los diferentes puntos de vista y tratar de entender lo que puede apelar a los valores de otra persona, en contraste con la tuya.

Mejora el estado de ánimo de otras personas. El estado de ánimo es nuestro lugar en la jerarquía social. Cuando nos sentimos menos que las personas con las que estamos hablando, notamos una respuesta de amenaza que puede dañar tanto como el dolor físico. Cameron Anderson, profesor de la Haas School of Business de la Universidad de Berkeley, dice: “Siempre que no te sientes valorado por los demás, duele”.

La razón por la que a menudo nos sentimos bien cerca de alguien carismático es que nos permite ver mejores versiones de nosotros mismos, en otras palabras, levantar nuestra condición. Reflejan nuestras aspiraciones sobre lo que podríamos ser. Por lo tanto, mejora el estado individual ‘mediante el reconocimiento de que todo el mundo tiene valor’ y luego comparte ese sentimiento, ya sea explícita o implícitamente.

Transforma los obstáculos en oportunidades. Tanto los obstáculos, los fracasos o contratiempos son una parte natural de la vida. Cualquier meta que nos fijemos a nosotros mismos, cualquiera que sea el viaje que estemos realizando está sometido a un giro sorpresivo. Nuestra capacidad para hacer frente a estos obstáculos frecuentes e inevitables y las decisiones que tomamos a la luz de ellos a menudo determinan cómo nos perciben otros. Ya se trate de una tragedia personal o reveses profesionales, la gente carismática figura activamente lo bueno que se puede extraer de esos obstáculos.

Adoptando un modo de pensar donde el significado no es creado por las circunstancias a las que nos enfrentamos en la vida, sino por cómo los vemos y respondemos a ellos, podemos liberarnos de los grilletes de la decepción y el fracaso percibido.