1. Criticar a tu anterior jefe
Es un fallo garrafal que denota muchas cosas sobre ti. Es normal que todos hayamos tenido algún jefe a lo largo de nuestra vida laboral que nos haya tratado de mala forma o con el que no nos hayamos entendido del todo bien. Pero si ese es tu caso, resérvatelo. Al reclutador no le aporta nada relevante, nada que le interese. Sin embargo te muestra como una persona que habla mal a las espaldas, que critica, que no sabe integrarse en una compañía con un líder exigente…
2. No conocer nada sobre la empresa a la que estás optando
Ir a una entrevista sin saber nada sobre la empresa a la que quieres acceder, no tiene nombre. Si no te documentas (aunque sólo sea de una forma mínima) sobre la compañía, estás dando entender que no te importa absolutamente nada el puesto de trabajo al que estás optando. Cuando un candidato tiene interés real en trabajar en una empresa determinada, conoce todos los entresijos de la misma, su evolución, a qué se dedica, cuál es su estado actual…
3. No saber responder a cosas sencillas sobre ti mismo
Siempre te harán durante una entrevista de trabajo preguntas de lo más sencillas sobre ti: “¿Cuáles son tus metas a corto y largo plazo?”, “¿Qué te gustaría conseguir en tu vida laboral?”, “¿Qué inquietudes tienes?”… preguntas que resultan de lo más sencillas y obvias pero que muchas personas no saben responder o responden de forma dubitativa. A este tipo de preguntas hay que contestar con la máxima seguridad y tranquilidad. Aportando razones y valoraciones que sean de interés para el entrevistador. Es el momento de lucirte, no lo desaproveches.