1. Quiere ser el mejor en su sector: es competitivo
Un deportista de élite siempre quiere ser el mejor en lo suyo, al igual que le sucede al líder de una empresa. Ambos buscan distinguirse del resto, ser reconocidos y valorados por encima de sus competidores.
2. Entrena duro a diario
El deportista sabe perfectamente que los buenos resultados vendrán gracias al esfuerzo diario, al entrenamiento y la perseverancia. Lo mismo deben hacer los grandes líderes: esforzarse cada día para que mañana los resultados sean los que esperan, es decir, unos resultados óptimos.
3. Si se cae, se levanta
Para un gran deportista no existe el fracaso, el dolor. Si se caen saben perfectamente que han de volver a levantarse como si nada hubiese pasado. Hecho totalmente extrapolable a un gran empresario, que debe saber que no tiene que rendirse jamás y que debe aprender de los errores en su negocio. Rendirse es siempre la última de las opciones.
4. Sabe que es necesario el trabajo en equipo
Tanto el profesional de los negocios como un deportista de élite saben de la necesidad de trabajar en equipo, de pedir consejo, ayuda, de hacer las cosas entre todos y no pensar simplemente en uno mismo. Las cosas siempre salen mejor, en los negocios y en el deporte, cuando se hacen de una forma consensuada y con compañerismo.
5. Aprende de grandes profesionales
Todos los grandes deportistas tienen un gran entrenador, alguien en quien fijarse y a quien tener de referente. Pues eso es sencillamente lo que tienen que hacer los grandes líderes de las empresas: aprender y dejarse aconsejar por los expertos del sector, por los veteranos y los “entrenadores” que quieren ayudarles y hacerles más fácil el camino.